“La funcionalidad no solo estriba en inventar espacios que cubran las necesidades básicas e inmediatas del hombre, sino que recreen su espíritu”
Luis Barragán
¿Qué es el hábitat? Partiendo de esta pregunta podemos desarrollar varias líneas con teorías e ideas que nos llevarían a tener, no una definición precisa, pero sí un contexto general desde donde abordar el tema. En términos simples, el hábitat es la serie de objetos y sus relaciones que constituyen un contexto en relación a un ser vivo. Pero como todo en la vida, las cosas dependen desde la distancia desde las que se mira, un hábitat puede se un continente, un país, una ciudad, una colonia o una casa, pero ¿Cuál es el espacio verdaderamente importante para las personas?
Donde la gente sueña, ama, odia, se confronta, participa, ese espacio real, el espacio vivencial es el que al final importa a la gente, pues ese, más allá de abstracciones geográficas, es donde realiza sus actividades diarias, donde construye su vida. Pero lamentablemente los modelos gubernamentales han hecho del hábitat lugares del olvido, de la inseguridad, lo han vuelto un dormitorio para obreros cuya máxima aspiración es sobrevivir al día a día, no es un accidente, son políticas públicas encaminadas a la funcionalidad del engranaje económico, despreciando el carácter identitario, de recreación, de participación y de bienestar, de los lugares que habitamos. ¿Cómo queremos seguridad si la gente vive en condiciones de miseria? Y la miseria no solo pensada desde el poder adquisitivo, sino desde las condiciones de vida de las personas.
¿Cómo el arte y la participación pueden reconstruir el tejido social? En 2006 dos artistas, Dre Urhahn y Jeroen Koolhaas se hicieron la misma pregunta, su respuesta fue un rotundo, sí. La ONG Firmeza Foundation junto a los dos artistas trabajan para atraer atención a los problemas que viven los habitantes de las favelas en Rio de Janeiro. Una de sus principales líneas de acción es precisamente utilizar el arte como forma de intervención pública en donde sean las propias comunidades quienes desarrollen y se apropien de los espacios donde se realiza la acción, es de estas reflexiones y principios que nace el proyecto Favela Painting.
El domingo pasado Enrique Alfaro visitó la Colonia Floresta del Colli en Zapopan, donde junto al equipo de JAPI arquitectos se desarrolló el proyecto “Reinventa tu barrio, la dignidad también se pinta”. No hay que descubrir el hilo negro, el proyecto tenía precisamente la premisa de recuperar espacios abandonados y desprotegidos en colonias y que mejor utilizar técnicas que han demostrado su efectividad.
Necesitamos a toda costa recuperar la idea de comunidad, recuperar la idea de que los espacios que habitamos son de nosotros y solo con nosotros mejorarán, este tipo de actividades en marcadas en la campaña no obedecen a la necesidad de pedir votos, obedecen a la necesidad de transformar las condiciones de vida de las personas, de romper la segregación y el estigma al que han sido condenados por la clase gobernante. Pintar las fachadas es por más redundante que suene, una fachada, ya que lo que se busca no es el estilismo arquitectónico, es al final de cuentas, una forma de encontrarnos, de participar, de volver a sentirnos comunidad y saber de esta manera que la comunidad es en última instancia nuestro verdadero hábitat, no los edificios (que importan sin duda) sino, la gente.