4:30pm, llego a los Arcos de Zapopan, la temperatura se aproxima a los 35 grados, todos sudamos.
4:45pm, lo gritos, las porras, el ánimo, -¡Apúrense, debemos irnos ya! tu te iras con Augusto- Me señala la coordinadora.
Se podía sentir en el aire el espíritu combativo, festivo, seguro, la gente no se detenía a pesar que el sol castigaba con cinismo. Subo al carro de Augusto, una camioneta color verde y a ojo de pésimo conocedor, con cierto toque noventero. Me reciben 4 personas, 3 de las cuales son de una edad avanzada.
Se prenden motores, se abren las ventanas, se inicia el trayecto.
Quienes me acompañaron en el trayecto era la familia del candidato a la alcaldía de Zapopan, Augusto Valencia, el hacinamiento rompió el hielo.
-¿De que medio vienes?- Pregunta su padre
-De ninguno, trabajo con Augusto y Alfaro en todo lo que tiene que ver con Internet
Su madre interrumpe –es importante eso de mandar correos, mucha gente se entera, yo por ejemplo repartí el otro día volantes por todo mi condominio, ya cuando estaba muy cansada por mi rodilla mala, mejor los envié por correo electrónico.
El trayecto estuvo lleno de ajustes en nuestros asientos, pero a lo largo del camino se escuchaban muestras de apoyo de los carros vecinos haciéndonos más cómodo el viaje, tal vez no para el hermano del candidato quien tuvo que maniobrar para dividirse entre los asientos de atrás y los de adelante en un acto digno de cualquier contorsionista.
-Saben, en lugar de ir al parque rojo, hay que salir desde la normal- señala Augusto, todos asentimos y nos dirigimos al sitio desde donde partiría Enrique Alfaro.
5:15 El trafico esta siendo desviado, llegamos al sitio de partida, Augusto se convence y utiliza una playera con su logo.
Los tambores, los himnos, ¡éramos miles!, la gente no se podía contener, los marchantes avanzaban a paso lento en contra de quienes les ordenaban a través de los megáfonos que se mantuvieran quietos, no se puede detener el espíritu de la gente cuando se decide a cambiar las cosas. Entonces inician los gritos, era Enrique Alfaro quien llegaba a la marcha, en un gesto de agradecimiento se desplaza a un costado del río humano y saluda a quienes aquél día decidieron acompañarlo. Todo estaba listo, niños, jóvenes, ancianos, todos, el cabañas sería nuestra próxima parada y nada podría detenernos.
"Dicen que para cambiar la historia se necesitan hombres y mujeres libres, decididos a transformarla" y de eso no quedó duda, las banderas ondeaban por lo alto, gente mostraba su apoyo con el claxon, la marcha donde más de 50 mil personas asistimos a declarar que no queremos quedarnos en el pasado, que queremos ver de frente al progreso y cambiar de rumbo. Al frente de la marcha se encontraba Salvador Caro, Augusto Valencia, Alejandro Encinas y por supuesto, Enrique Alfaro. La gente detenía constantemente la marcha para saludarlos, para tomarse la foto del recuerdo y tener constancia de que "cuando el país más nos necesitaba, estuvimos ahí, dando la lucha".
-Güey, ya va a comenzar, córrele- me mencionó un compañero quien me obligó a correr a lo largo de la plaza tapatía, al llegar al escenario, eran cientos los ciudadanos que se aglutinaban para que los dejaran pasar, entre los gritos y jaloneos pude entrar, rápidamente me dirigí a la escalinata para subir al estrado donde ya se encontraba Enrique pronunciando su discurso, subí y ahí estaban frente a mí, miles y miles de personas en la explanada del cabañas, ciudadanos hasta donde la vista permitía ver.
Pase lo que pase este 1 de julio, que a nadie le quede duda, miles de Jaliscienses hemos decidido que queremos cambiar la historia, que estamos hartos de la corrupción y de la ineptitud, que no estamos parados frente a un televisor que nos diga que hacer, que pensar, que creer, que somos ciudadanos libres y que nada nos impedirá aspirar y luchar por una sociedad más justa y democrática.