Este es el rostro amable de nuestra ciudad en momentos de consternación nacional: niños, mujeres y hombres dispuestos a ayudar, y con el temple que se necesita para no bajar los brazos.
Ustedes son quienes, con el corazón por delante, ayudan a recolectar y empacar los víveres, a hacen donativos y le brindan una mano a quien lo necesita. Hoy quiero reconocerles esa voluntad que desde siempre nos ha caracterizado a los tapatíos, y que se puede ver hoy en cada Centro de Acopio de nuestra ciudad.
De corazón se los digo: muchas gracias a todos.
Esto aún no termina; falta mucho por hacer y tenemos todavía mucho que dar.