No se necesitaba hacer magia, era cuestión de tener vergüenza

06 Julio 2017

No ha sido nada fácil empezar de ceros, con una deuda gigantesca en una ciudad llena de problemas y necesidades, pero con las expectativas y la esperanza de los tapatíos en los hombros.

Esta responsabilidad pesa más que cualquier cosa y por eso, en apenas 20 meses de gobierno estoy motivado, tranquilo y muy orgulloso de ver que las cosas están pasando, que Guadalajara por fin está cambiando.

No hay día no esté en la calle para inaugurar, supervisar o arrancar obras; para entregar programas sociales o para platicar de frente con la gente y saber de primera mano lo que pasa en la ciudad.

Nada de esto es extraordinario, ni es un regalo; es lo que nos toca y es con el dinero de sus impuestos. Que antes no se hiciera es otra cosa, pero hoy en Guadalajara se trabaja como tienen que ser: con honradez, con vergüenza y con el corazón.

Y ese es uno de los grandes cambios de Guadalajara. Gracias a ustedes que me dieron su confianza y su paciencia para hacer las cosas diferente.

No vamos a terminar con los 30 años de rezago en este gobierno, pero hoy nos toca dejar la vara muy alta a cualquiera que se venga, para que no le baje al ritmo, para que la ciudad siga cambiando. 

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