Guadalajara tiene colonias añejas que desde su nacimiento se convirtieron en modelos a seguir para construir una comunidad que se pueda regular a si misma dentro de una gran urbe como lo es nuestra metrópoli. Una de ellas es la Colonia Chapalita, ubicada al poniente de la ciudad, una urbanización con 72 años de historia que desde su nacimiento ha sido ejemplo de autogestión para que sus residentes vivan en un entorno ecológico y solidario, en la que todos tengan los mismos derechos pero también cumplan con sus obligaciones.
Chapalita fue el detonante del desarrollo en esta zona de Guadalajara gracias a su modelo de participación efectivo, que camina y permite construir una agenda de trabajo con los ciudadanos organizados. La colonia sigue siendo aún hoy un oasis en medio de una ciudad perdida en el caos, un microcosmos tapatío que maneja su propio servicio de recolección de basura y que tiene una red hidráulica envidiable. Bien podría ser un pequeño municipio dentro del Área Metropolitana por su extraordinaria forma de regularse a sí mismos. ¿Pero cómo podemos ir más allá?
La ciudad tiene que convivir con sus colonias tradicionales, aprender de ellas las formas de tener una mejor organización que piense en el beneficio de todos los habitantes y no de unos cuantos. Se tiene que establecer una lógica de acercamiento que permita el diálogo entre autoridad y colonos. Una ciudad funcional no puede dividirse en pequeños fragmentos, tiene que conformar un todo que permita establecer un modelo metropolitano de gestión que adopte los aciertos pero también trabaje para resolver las carencias en la administración municipal.
Tenemos que trabajar para resolver el problema del ambulantaje en un ícono de la ciudad como la Glorieta Chapalita, transformar la forma en la que Guadalajara se mueve para que así todos los que circulan por este emblema tapatío lo hagan con tranquilidad, respetando tanto a peatones como la circulación vial de automovilistas y ciclistas. Es con trabajo y no con promesas como vamos a lograr que nuestra urbe vuelva a ser una ciudad digna.
Pero Chapalita también es Zapopan, te comparto lo que mi amigo Pablo Lemus tiene que decir