Nuestra ciudad es una metrópoli que se ha convertido en un caos gracias a las malas administraciones y a la ejecución de obras que parecen realizadas “al aventón”, en donde muchos ciudadanos son afectados sin que las autoridades se paren a informar sobre lo que se va a hacer, o qué problemas podrían presentar las zonas en donde se realizan trabajos que deben ser pensados para mejorar nuestra urbe. Así podemos encontrar puentes atirantados, obras monumentales dejadas a medio camino, pasos a desnivel llenos de desperfectos estructurales y muchos más, algunos de los cuales se han realizado sin consultar a los tapatíos, sin un plan de socialización para que se conviertan en un orgullo para los habitantes de Guadalajara y no en un lastre económico y social.
Un claro ejemplo de ello son las obras de la Línea Tres del Tren Ligero de Guadalajara, un proyecto que desde que comenzó no ha sido transparente con los habitantes de nuestra ciudad, primero porque desde el gobierno federal se decidió unilateralmente que sería elevado en varios tramos de su recorrido, y en segundo lugar por los problemas de estructura que han presentado las fincas y negocios aledaños a donde se están realizando las excavaciones que se realizan para su tramos subterráneo que pasará bajo el centro histórico de nuestra ciudad.
Visitar las casas de la zona es darse cuenta del nivel de descuido en el que se ha dejado a los tapatíos de esta zona que abarca desde la calle Jesús García, junto al Parque Alcalde de Guadalajara, y que va por Mariano de la Bárcena hasta llegar al jardín del Santuario en las calles Manuel Acuña y Juan Álvarez. Muros agrietados, techos apuntalados y vecinos llenos de dudas sobre lo que va a suceder con su patrimonio. La señora Teresa Reyes Gutiérrez es una de las más afectadas, “nos han venido a visitar personas y nos dicen que van a arreglar pero no hemos visto una respuesta. Yo lo que quiero es que me digan que vamos a hacer porque van a venirse las aguas y como le vamos a hacer”, comenta dentro de una de las habitaciones en las que personal de Protección Civil les pidió no entrar por el peligro que representa para ella y su familia. ¿Cómo es posible que la autoridad no previera estos problemas? ¿Por qué una respuesta tan tardía a algo que se podría haber planeado meses antes de iniciar la obra?
"No estamos en desacuerdo con la obra del tren...estamos en desacuerdo con la forma intransigente e irresponsable con la que están haciendo las obras"
Agustín Hernández, es un vecino de la zona que trabajó en las obras de la Línea Uno del Tren Eléctrico Urbano y que conoce la situación de la estructura del suelo del Centro Histórico, “el terreno tiene el apoyo del agua, y cuando se la quiten para construir vamos a quitar el apoyo al terreno, y las casas van a sufrir porque son construcciones muy viejas”, comenta un tapatío cuya experiencia en este tipo de trabajos hubiera aportado bastante para el proyecto, pero él, como otros ciudadanos, no fue consultado, ignorando la voz de las personas que viven la ciudad y que deberían poder tener participación en las decisiones que son importantes para Guadalajara.
Agustín Hernández, vecino de la zona afectada, asesora a los demás ya que trabajó en la línea 1 y 2 del tren. pic.twitter.com/krjPRg9h0N
— Alfaro140 (@Alfaro140) Mayo 6, 2015
Pero los tapatíos no son pasivos, ellos quieren a la ciudad y saben que pueden actuar para cambiar el rumbo al que los errores del gobierno la han llevado y convertirla en una ciudad funcional para todos. Teresita Gómez nos cuenta que, “cuando trajimos a Protección Civil por la presión que ejercimos los vecinos la orden era que con una casa que reporta fallas se iba a detener el tráfico de camiones, y a la sexta casa que revisaron les dieron la orden de que se fueran porque de las seis, tres salieron apuntaladas”.
Ella es la cabeza de una organización de vecinos que desde hace cuatro meses trabajan activamente en tener solución a los problemas que las obran han traído consigo, asegura que, “no estamos en desacuerdo con la obra del tren, Guadalajara la necesita y ya viene retrasado el proyecto pero estamos en desacuerdo con la forma intransigente e irresponsable con la que están haciendo las obras”.
La organización Vecinos Unidos por el Centro Histórico ha tenido pláticas con las autoridades municipales y estatales, pero sobre todo, se ha unido a otras organizaciones de la ciudad, creando una red de ciudadanos libres que tengan verdadera injerencia en el rumbo que toma Guadalajara, “no podemos permitir un día más que se quede un camión por nuestras calles, porque es un tránsito indiscriminado de camiones, que afecta a las viviendas, al tránsito y a la salud de los vecinos”, asegura Teresita, quien junto a cientos de tapatíos buscan tener la ciudad digna que saben que merecen. Ellos quieren a la ciudad y no los vamos a dejar solos, vamos a apoyarlos para recuperar la dignidad de la que alguna vez fue la Ciudad de las Rosas. Los tapatíos estamos listos.