Decía Pablo Neruda que México está en sus mercados, en sus aromas y sabores, sus productos artesanales y su folclor, pero sobre todo está en su gente, ciudadanos que todos los días se esfuerzan por salir adelante, que demuestran el amor por su ciudad trabajando arduamente para abrirse puertas y aprovechar las oportunidades que se les presentan. Así son los locatarios del Mercado Libertad en el centro de Guadalajara, también conocido como San Juan de Dios o “San Johnny”. Un edificio emblemático de nuestra metrópoli que alberga uno de los mercados más grandes de latinoamérica y que poco a poco ha caído en el olvido por las negligencia de las autoridades que están más preocupadas en apoyar a las grandes empresas que en preservar las tradiciones tapatías.
Aquí llegó Enrique Alfaro, recibido primero con curiosidad y después de manera efusiva por los locatarios que tenían para él una sonrisa y el deseo de tomarse una fotografía, pero también la exigencia de que esta vez las cosas sean diferentes, “cada sexenio dicen que nos van a apoyar pero nunca lo hacen”, le dice una mujer que tiene desde hace tiempo su local en la parte exterior del mercado pero quisiera poder tener un espacio dentro de él para que sus ventas mejoren y su establecimiento sea más digno.
Gracias, amigos del mercado San Juan de Dios por recibirnos. Da gusto ver a Guadalajara viva y llena de esperanza pic.twitter.com/RGagpjox1l
— Enrique Alfaro (@EnriqueAlfaroR) Mayo 3, 2015
El recorrido pasa entre cazuelas de barro y alcancías de cerditos disfrazados del Hombre Araña, testigos del abandono en el que se ha dejado a un mercado que en otros tiempos estaba a reventar de visitantes que llegaban a comprar o simplemente a conocer un mercado único en su arquitectura, que se convirtió en un ícono de la Ciudad de las Rosas y patrimonio del país. Sus tres pisos albergan diferentes locales en los que podemos encontrar ropa, juguetes y dulces tradicionales o puestos de comida.
Uno de ellos, el cual es un punto de referencia para los tapatíos son las Tortas Locas atendidas por don Salvador Sainz. El lleva en “San Juan” toda su vida y de sus manos nace uno de los platillos que más disfrutan los visitantes de este lugar. “Lo que más me gusta del mercado es su gente, sus locatarios y el edificio”, cuenta mientras prepara una de sus famosas tortas que muchos visitantes han probado a lo largo de varios años. El dice que, “las tortas son un punto de referencia para la gente que nos visitan de otras partes de nuestro país y fuera de él”, además, asegura que “para los habitantes (San Juan de Dios) es hermosísimo, porque en pocas partes se encuentran un mercado de estas dimensiones”.
Don Carlos García también ha estado en el Mercado Libertad desde la época anterior a su remodelación, él y su familia han vendido platos de pozole a generaciones enteras de tapatíos que vienen al barrio de San Juan de Dios, “lo que más me duele es que anteriormente estaba ordenado, acomodado por zonas, y ahora todo es un desmán” comenta don Carlos, “a mi me da mucha tristeza con el mercado, yo aquí me crié, comenzaron mi bisabuela, mi abuela y mi madre, ahora yo y después mis hijos, y ahora está solo”. Él demuestra todos los días que quiere a su ciudad, pero sobre todo, a su mercado, por eso sabe que lo que se necesita es promoción para lugares tan tradicionales como este, que se han visto rebasados por la llegada de grandes tiendas departamentales y de autoservicio, que parecen ofrecer mejores artículos y más comodidad a los viandantes. “Yo invito a la gente a que venga, no nada más a comprar, sino a pasearse por este lugar que tiene mucha historia y tradición”, él sabe que nuestra ciudad tiene muchos problemas, “pero somos tapatíos y no nos sabemos rajar, es lo bonito”.
Limpieza, seguridad y orden es la petición de la mayoría de los locatarios en San Juan de Dios. #CiudadSegura pic.twitter.com/9jiZLRpE2I
— Alfaro140 (@Alfaro140) Mayo 3, 2015
Así, entre mariachis y porras, pero también una exigencia por un verdadero compromiso con los problemas de Guadalajara, transcurre la visita de Alfaro, los tapatíos saben que el rumbo de la ciudad puede cambiar y están dispuestos a tener una verdadera participación para entre todos recuperar la dignidad que nunca debimos perder. Querer a la ciudad es algo que se demuestra todos los días, y los locatarios del Mercado de San Juan de Dios lo saben, su entereza es un ejemplo del camino que hay que tomar para regresar a ser la Perla Tapatía.