En la década de los 60s se consolida un actor social antes inexistente, la juventud, la que antes era signo de inmadurez e impertinencia, se transforma en factor de cambio, de renovación y de lucha, no es que no existieran los jóvenes como espacio temporal en la vida de las personas, lo que no existía era el joven como identidad colectiva con posiciones políticas.
Lejos de una simple rebeldía que propugna un descontento y altanería adolescente (muy a la James Dean) la juventud de dicha década decidió que el camino que llevaba el mundo no era el correcto, los sueños que la modernidad representaba eran simples cuentos ante los horrores de la guerra, del totalitarismo y del sin sentido de las cosas.
Influenciados por intelectuales como Jean-Paul Sartre o Louis Althusser, por la guerra de Vietnam o la muerte de Martin Luther King, por los juegos olímpicos en México y los movimientos de liberación alrededor del mundo, el 68 se convirtió en el año de la revolución juvenil internacional, el descontento se convirtió en acción, la ira en protesta y la a apatía en esperanza, otro mundo era posible.
El mayo francés abandero las movilizaciones pero fue en México donde el sueño se desvaneció de la peor manera, el entonces régimen priísta comandado por Gustavo Díaz Ordaz se encargó de escribir una de las páginas más sangrientas de nuestra historia, el 2 de octubre no se olvida. Tlatelolco una vez más protagonizaba un día que transformaría la historia de la nación, pero fue la dictadura perfecta quién mostró su lado más autoritario quien desató la masacre.
El año pasado el sueño surgió de nuevo, fue en Túnez donde la llama de la juventud volvió a nacer, fueron ellos los primeros que se decidieron a cambiar la historia, Egipto, Libia, Marruecos, Irán, la primavera árabe hizo brotar nuevamente la esperanza en otro mundo posible, se pensó global y actuó local, se interpusieron a los oligarcas nacionales y ganaron en la mayoría de los casos, fue y sigue siendo difícil, pero la masa se convirtió en multitud, las votos en ciudadanos. Después vino las acampadas en España, en Grecia, Irlanda, Reino Unido y al final llegó Occupy Wall Street, en el corazón del sistema mundo moderno, del neoliberalismo.
Hoy México se ha levantado, hoy los jóvenes de todas las universidades del país se deciden a enfrentarse al sistema oligárquico nacional, no queremos más videocracia, no queremos más imposición, queremos ser hombres y mujeres libres que tomemos el destino colectivo en nuestras manos. Analogías y coincidencias, hoy muchos nos unimos para impedir el regreso del partido por el que tantos lucharon para verlo derrotado, hoy los jóvenes rinden tributo precisamente a quienes murieron y fueron torturados por tener un mejor país, hoy el 68 y el 2012 se abrazan, se acompañan y se inspiran, pero el movimiento debe de crecer, debe consolidarse, debe decidirse a cambiar la historia.
¿Ciudadanía o democracia representativa? Quien crea que el cambio proviene de caudillos carismáticos o de la imposición autoritaria, esta equivocado, la transformación viene indiscutiblemente de las personas a pie, de las acciones y las formas con las que interactuamos con el otro, entonces ¿qué representa un candidato ante esta coyuntura? Representa un liderazgo, que no una autoridad, sino la oportunidad de transformar a la estructura estatal, que queramos o no, esta ahí, existe y cuenta con instrumentos que pueden ayudar a cambiar las cosas, negarlo es negar la realidad.
Enrique Alfaro demostró mediante su trabajo que sabe utilizar esas herramientas, que sabe que el estado como instrumento es positivo para mejorar la vida de las personas, hoy son los jóvenes quienes han demostrado estar de su lado, no podemos generalizar, pero hay un discurso, una forma y un fondo, que atrae a esos jóvenes que anhelan con que no vuelva el PRI, porque saben lo que representa, saben el dolor que costó su salida del poder.
Primero fue el Tec, luego la UNIVA, el ITESO, la UP y hoy la UVM, los estudiantes lo confrontan y lo escuchan, puede que no estén de acuerdo en todo, pero sin duda reconocen que hizo una labor social importante en Tlajomulco. Hoy a esos ciudadanos libres los invitamos a reflexionar su voto, creemos que muchas de sus demandas caben en nuestra plataforma, las que no, promovemos el diálogo, al final las elecciones son solo una parte de lo que la democracia pide a sus ciudadanos, pero los que creemos en el cambio debemos comprometernos y luchar sin importar trinchera, para que el pasado autoritario no vuelva, rindamos tributo a los caídos, tengamos la grandeza que nos pide la historia.