Guasanas, birria, frituras, "dogos", rusas de refresco con chamoy y más antojos se prepararon desde antes de las 8 de la noche en el cruce de la calle Monte Carmelo y Kilimanjaro, en medio de la Colonia Independencia y bajo la sombra del Estadio Jalisco, para acompañar a los aficionados que se dieron cita para disfrutar de la final de la Copa MX entre el Guadalajara y Puebla en la pantalla gigante que se dispuso desde horas antes para el evento.
Poco antes de iniciar el partido, Enrique Alfaro llegó para encontrarse con aquellos que comparten no sólo el gusto por el balompié, sino que llevan en su corazón tatuados los colores del equipo más mexicano de la liga.
Verónica Delgadillo, Candelaria Ochoa y Alejandro Hermosillo, candidatos por Movimiento Ciudadano, también se unieron a la fanaticada rojiblanca que puso el ambiente en la calle con todo y batucada. El primer tiempo sorprendió con dos goles al chiverío, pero el ánimo no decayó.
Fue durante el medio tiempo que Enrique, a petición de los pamboleros, tomó el micrófono para dirigir algunas palabras. “En 3 años recuperaremos la paz y tranquilidad de Guadalajara, es mi compromiso. Pararemos en seco al PRI, no nos rendiremos ante sus trampas, sus bolsas llenas de dinero y lodo no pueden comprar la dignidad de los ciudadanos”, aseguró el candidato.
“En 3 años recuperaremos la paz y tranquilidad de Guadalajara, es mi compromiso. Pararemos en seco al PRI, no nos rendiremos ante sus trampas, sus bolsas llenas de dinero y lodo no pueden comprar la dignidad de los ciudadanos”
La violencia no se resuelve con más violencia, entre las propuestas de trabajo para reconstruir el tejido social tapatío están Canchas de primer nivel con entrada gratuita para todos, crear una red de centros y actividades culturales que promuevan el talento artístico local e impulsar el empleo con grupos de mujeres que formen cooperativas en las distintas colonias.
Si bien el marcador final no fue favorable en el partido, el ánimo de los asistentes no decayó. Saben que la batalla por Guadalajara apenas comienza, y nadie más que ellos tienen la certeza de que para querer a la ciudad hay que trabajar duro por ella. La dignidad no tiene precio y ésta es una nueva oportunidad para corregir el rumbo del municipio tapatío.