“¡Semas ricas y dulces de Santa Tere, pásele por su rica sema!”, así recibe el barrio de la colonia Santa Teresita a sus visitantes que van en busca de alguna buena oferta o a probar las delicias que se venden en el tianguis que cada domingo se instala en las calles de esta colonia, una de las más tradicionales de nuestra ciudad y un verdadero semillero de ciudadanos emprendedores para la metrópoli.
El ambiente al llegar el fin de semana es especial, porque se ha convertido en un espacio para los tapatíos, desde las colonias de más abolengo hasta los barrios más antiguos, todos convergen en el mismo lugar como iguales, como siempre debe ser en una ciudad como Guadalajara que en los últimos años ha crecido de manera desordenada, haciendo que los pocos espacios públicos que nos quedan sean aún de más difícil acceso. Es por eso tenemos que poner orden al desorden que los errores y corrupción de otras administraciones nos han dejado, “el mercado es un patrimonio cultural para toda la ciudad” nos dice la señora Teresa Torres mientras atiende su puesto de comida dentro del Mercado de Santa Tere, “pero le falta una renovación para que esté mejor, un estacionamiento porque ahora nos quieren poner parquímetros”.
"El mercado es un patrimonio cultural para toda la ciudad” nos dice la señora Teresa Torres mientras atiende su puesto de comida dentro del Mercado de Santa Tere
“Pásele patrón, ropa bara para la señorita o para el caballero”, las voces de Santa Tere resuenan por la calle mientras uno pasa entre puestos que tienen tejuino para refrescarse por el calor del mediodía o juguetes y playeras de superhéroes, todo es parte de un barrio que sigue vivo, que demuestra que los tapatíos con esfuerzo podemos regresarle la dignidad a Guadalajara. Pero no es sencillo, años de malas decisiones han hecho que nuestra ciudad haya dejado de ser un referente para el país, poniendo a los tapatíos en situaciones complicada para seguir subsistiendo; “yo terminé la carrera de artes plásticas en la UDG, pero no tenía mucha solvencia como profesional, al pasar los años mi novia quería casarse, y como mi mamá toda la vida ha vendido ropa opté por entrar a este negocio”, nos cuenta un joven que lleva 15 años vendiendo en diferentes tianguis de la Zona Metropolitana, “pero no es fácil porque hay mucha extorsión, hubo épocas en que nos llegaban a cobrar siete mil pesos mensuales por ponernos aquí”.
A él le gusta estar en Santa Tere por su gente “hay muchas personas que te ayudan y te echan la mano, aunque también hay mucha delincuencia, nosotros mismos podemos ser lo mejor y lo peor de la ciudad” nos platica, “pero lo que más me gusta de estar aquí es la variedad de personas que vienen, es muy pluricultural”, algo que se puede notar a simple vista cuando recorres las calles del barrio no sólo en domingo, sino cualquier día de la semana en que los tapatíos deciden venir y hacer sus comprar con los locatarios que todos los días se esfuerzan por ayudar a sus familias y hacer de esta una mejor ciudad para todos, calles llenas de niños corriendo y jóvenes en bicicletas como muestra de la importancia de apropiarse de las colonias como espacios públicos de convivencia dentro de una urbe tan complicada y extensa como la nuestra.
“¡Les queda menos a aquellos!” se escucha un grito desde uno de los puestos, porque los tapatíos sabemos que es momento de recuperar nuestra dignidad, de caminar por los barrios de Guadalajara sin miedo, con la esperanza de que las cosas van a transformarse porque juntos tenemos la fuerza para hacerlo. “Necesitamos ganarle al PRI si no esto nunca va a cambiar”, dice don José mientras ve a los posibles clientes pasar y revisar su mercancia. El seguirá trabajando como siempre, sin importar lo que suceda, pero como todos nosotros quiere hacer dentro de una ciudad digna con oportunidades reales para sus habitantes, está en nuestras manos que eso suceda.
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